Las preguntas que incomodan en encuentros de Navidad y Año Nuevo: cómo manejar la situación

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Para manejar preguntas incómodas en encuentros de Navidad y Año Nuevo sin perder la cordura, la clave es mantener la calma, la asertividad y el sentido del humor, estableciendo límites claros y, si es necesario, desviando la conversación.

Las fiestas de Fin de Año son momentos donde las familias tienden a reencontrarse, al igual que amigos, las familias ampliadas donde están los tíos, los primos, los abuelos y es donde se busca fortalecer ciertos vínculos.

El psicólogo Richard Salerno explica que, muchas veces, por una cuestión de costumbre, se habla de ciertos temas que pueden generar incomodidad.

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Lo que generan los temas “sensibles”

  • Estrés.
  • Ansiedad.
  • Malestar.

Algunos temas que incomodan

  • Los solteros.
  • Casamiento.
  • Embarazo.
  • Problemas de pareja.
  • Resultados académicos de los hijos.
  • Dinero.

Indicó que eso puede generar, en algunos casos, experiencias de frustración e incluso si ha habido una reciente ruptura de pareja o problemas de pareja, puede revivir duelos no resueltos.

“Cuando se tocan ciertos temas que pueden generar en los demás ansiedad, vergüenza, tristeza o una suerte de temor de no estar a la altura de los demás, eso puede activar en las personas ciertos pensamientos, ciertas creencias que son automáticas de tipo irracionales generando una desvalorización en las personas”, explicó.

Dijo que en una cultura como la nuestra donde la Navidad está muy asociada a la familia tradicional, la pareja, los hijos, a veces cuando una persona no cumple con esos requisitos, con esos modelos, con ese imaginario, con ese ideal de la familia tradicional, esa persona puede experimentar mucha ansiedad, vergüenza y hasta tristeza.

“Es preferible hablar de temas que unan a las personas, hablar de los buenos recuerdos, de las cosas positivas, de los aspectos positivos que vivimos este año, de lo que aprendimos este año, hablar de cómo este año nos desafió y podemos mejorar como personas.

Otros temas que se pueden dejar de lado

  • Los relacionados al cuerpo, al aspecto físico.
  • La política.
  • La religión.

“Hay temas que no son convenientes tratar en esos días, hablar sobre temas relacionados con aspectos de la política o de la religión donde sabemos que puede haber posturas distintas, porque eso puede generar niveles elevados de estrés en un momento donde lo que queremos es que las personas estén unidas. Y quiero aclarar que esto tiene mucho que ver con nuestra cultura, en otras culturas se puede disociar la opinión política, religiosa, las posturas ideológicas con el tema del valor personal, pero en la nuestra que arrastra modelos autoritarios desde hace décadas, a veces es muy difícil separar las ideas, las creencias de la persona”, enfatizó.

El 93% de la comunicación tiene más impacto por el tono de la voz que por el contenido en sí de lo que lleva ese mensaje.

Una salida “elegante” ante una situación incómoda

Salerno señala que es importante tener en cuenta de que sí es posible poner límites desde la amabilidad y desde la firmeza.

Indica que de esa manera se pone límites, pero se mantiene la buena educación.

El tono de la voz

Un aspecto clave en nuestra comunicación es el tono de voz. Explica que desde la programación neurolingüística se ha estudiado la importancia que tiene el tono de voz y la postura corporal por encima del contenido de lo que se dice.

Algunas investigaciones arrojan que un 93% de la comunicación tiene más impacto por el tono de la voz, por la postura corporal, que por el contenido en sí de lo que lleva ese mensaje.

“El tono tiene que ser calmo y seguro cuando expreso que este no es el momento de hablar sobre ese tema o que necesito un tiempo para reflexionar ante esa pregunta o cuando digo que ese es un tema que lleva su proceso poder comprenderlo y afrontarlo, son formas elegantes, pero firmes y amables de evitar hablar de lo que a uno le incomoda”, señaló.

Resaltó que es importante tener presente que no se trata de evaluar vidas ajenas, ya que cada persona tiene su tiempo y su proceso, no hay un tiempo estandarizado que sea igual para todos”.

“Aquí lo más importante pasa por cuidar los vínculos aceptando lo maravilloso que tiene cada persona desde su propia diversidad, con su tiempo y con su proceso. Cuidemos los vínculos porque cada persona a su manera va tiene el derecho de ir buscando y encontrando el sentido a su vida. Y para eso muchas veces no hay un tiempo que sea estándar para todos”, reflexionó.


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