Milei ha retrasado la batalla legal por la reforma laboral en medio de protestas sindicales
Luego de una fuerte derrota en la Cámara de Diputados, y mientras la manifestación la realizan las principales organizaciones del gremio nacional, el gobierno de Javier Milei dio marcha atrás y decidió posponer hasta 2026 el cambio de las obras que, hasta ayer, debía aprobar antes de fin de año. Una victoria que ha impulsado un libertarismo de gran alcance desde que ganó las elecciones de mitad de período de octubre pasado vio la suspensión de las universidades públicas y la atención médica para los discapacitados.
Un nuevo intento del Ejecutivo de cambiar estos artículos también fue rechazado por el Legislativo, que fue aprobado repetidamente durante el año. Más temprano este jueves, los parlamentarios aprobaron el presupuesto nacional que envió Milei, pero rechazaron su intención de eliminar dos leyes aprobadas hace unos meses para reemplazar los fondos universitarios y de discapacidad que fueron destruidos por la motosierra del presidente. El gobierno espera contar con el apoyo de la recién reformada Cámara, tras las elecciones anteriores, con las primeras. Pero el rechazo fue muchos, seguido, incluso, por algunos de sus aliados.
Pocas horas después, los sindicatos de la Confederación General del Trabajo (CGT) realizaron una manifestación en la Plaza de Mayo para expresar su oposición a los cambios en la gestión laboral que había propugnado Milei. El plan busca reducir las indemnizaciones por despido y las contribuciones patronales, flexibilizar las negociaciones salariales, eliminar los contratos existentes y reducir el derecho de huelga, entre otras cosas.
«Los derrotados son los que dejan de luchar.» «Preferiría morir defendiendo una causa justa que estar de rodillas y morir de hambre». «No queremos cambios en la esclavitud y las pensiones». Así lo decían algunos de los carteles, muchos de ellos escritos a mano, que portaban los manifestantes. «No a la reestructuración laboral» era un mito repetido una y otra vez.
Bajo el sol agobiante que trajo el verano a Buenos Aires, columnas de trabajadores se extendieron por el centro de Buenos Aires desde el mediodía. Los grupos llegaron con banderas y vestimentas que identificaban a sus organizaciones: había trabajadores petroleros, trabajadores gubernamentales, maestros, trabajadores comerciales, camioneros y porteadores, entre muchos otros. Bombos, tambores y trompetas marcan el ritmo; El humo de las llamas produjo diferentes colores.
Además de la CGT, también convocaron a la manifestación dos ramas de la Central de Trabajadores de Argentina (CTA), con sus columnas y una pancarta unitaria: «No a la revolución de Milei». En la movilización participaron organizaciones de la sociedad civil y partidos de izquierda, que tuvieron voz en algunas ciudades del país.
La columna que se instaló en el centro de la Plaza de Mayo, detrás de ella en la Casa Rosada, tenía las palabras: «En defensa del trabajo y la dignidad». Bajo su protección se llevó a cabo el acto central de recaudación. Primero se leyó un documento donde se definía el cambio en el trabajo como “perturbador y peligroso”. «En la actual problemática y competencia», afirmó la CGT, «el objetivo es avanzar en los derechos de los individuos y de los grupos, debilitarlos». […] a las organizaciones sindicales y establecer un modelo de relaciones laborales que fomente la inestabilidad, la inestabilidad y la desigualdad. »

Luego hablaron los principales dirigentes de la CGT. Cristian Jerónimo, uno de los líderes del centro, dijo: «La reforma laboral fue escrita de manera irónica a favor de las grandes corporaciones argentinas. «Ya se han perdido 276.000 empleos y 20.000 PYME. [pequeñas y medianas empresas] Están cerrados. «¿De qué buen ejemplo está hablando?» preguntó.
El cierre estuvo bajo la supervisión de Jorge Sola, otro directivo de la organización. «Este es el primer paso de la estrategia contra la guerra. Sigan siendo desobedientes y acabaremos en todo el país», advirtió al Gobierno. Y finalizó respondiendo al lema libertario que Milei suele repetir: “No hay libertad sin justicia para las personas, sin importar quiénes sean”.
Aunque miles de trabajadores se manifestaron en las calles, dentro del Congreso, en la comisión del Senado, se debatió el cambio de trabajo. El gobierno anunció que quería darle media licencia antes de fin de año, pero el jueves dio marcha atrás y anunció que suspendería las conversaciones hasta febrero, cuando se reanudarán las sesiones extraordinarias. La derrota de Líderes la noche anterior y el acuerdo entre el oficialismo La Libertad Avanza y la bancada kirchnerista para designar interventores ponen en duda la fortaleza de la alianza construida con la extrema derecha. Sus cimientos fueron rotos, a base de acuerdos con el partido conservador PRO -liderado por el expresidente Mauricio Macri- y con regiones de distinto signo, engañadas y enviando fondos nacionales.