16 militares ecuatorianos fueron condenados a 34 años de prisión por la desaparición de cuatro niños

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Un tribunal ecuatoriano declaró culpables este lunes a 16 militares por la desaparición de cuatro niños al sur de Guayaquil. El veredicto dictaminó que 11 militares deben ser condenados a la pena máxima solicitada por el Ministerio Público -34 años y ocho meses- como autores materiales del crimen. Un hombre uniformado, que fue procesado como cómplice, fue absuelto. Otros cinco soldados recibieron una sentencia de 30 meses tras ser declarados culpables de cooperar con ellos. Sus testimonios permitieron reconstruir paso a paso lo ocurrido, en una situación que se sabe mal, las amenazas del Estado contra el primer juez que conoció el caso y la campaña contra las víctimas.

Nehemías (15 años), Steven (11), Ismael (15) y Josué (14) fueron capturados por el ejército el 8 de diciembre de 2024. Cámaras de video de la ciudad registraron brutalmente la captura: los jóvenes fueron golpeados y arrastrados a vehículos militares antes de ser trasladados a Taura, a una hora de la zona rural donde lo vieron. El tribunal concluyó que la policía no siguió el debido proceso al no entregar a los niños a la policía contra delitos juveniles, como exige la ley, y acusarlos erróneamente. Además, confirmó que los cuatro jóvenes fueron torturados, brutalmente y torturados.

En el juicio, el fiscal presentó pruebas que muestran la brutalidad del caso: testimonios clave, chats realizados por los soldados para conectar la historia común, audios y videos que documentaban las torturas: golpizas, amenazas y disparos. La Fiscalía del Estado dijo que este caso muestra una intención deliberada de dañar a los niños.

Los cuerpos de las víctimas fueron encontrados quemados el 24 de diciembre del año pasado, 16 días después de su detención. El nuevo juicio busca a los responsables del asesinato.

Afuera del juzgado, familiares y vecinos esperaban el veredicto con fotografías de los cuatro niños y carteles que decían «¡Nunca perdones ni olvides!». Entre ellos, la batucada afroecuatoriana que acompañó todas las manifestaciones del juicio hacía ruido con sus tambores, mientras crecía la expectativa por la decisión de los jueces.

Medidas correctas

El veredicto impuso una multa de 385.000 dólares y dispuso medidas de restitución y no repetición. Entre ellos, un pago de 10.000 dólares por cada soldado condenado a las familias de las víctimas. También ordenó que el gobierno emitiera una disculpa pública a través del periódico nacional y que se realizara una ceremonia de restauración en la Base Aérea de Taurat, donde se reconoce la responsabilidad del gobierno y del ejército. En la entrada principal de la fundación se colocará una placa con los nombres de las víctimas.

La decisión también confirma que los militares culpables deberán cumplir un proceso formal de derechos humanos e intervención con la población civil, incluidos niños, jóvenes y ancianos, con un mínimo de 120 horas de trabajo al año, como garantía de no repetición. Los jueces también ordenaron el restablecimiento de la dignidad de las víctimas, quienes fueron acusadas de ladrones y pandilleros. Así lo explicó Fernando Bastias, abogado del Comité de Derechos Humanos en Guayaquil, a quienes esperaban la decisión: «Se les acusó de cosas que no fueron así, y ahora el tribunal ordenó que se repare ese daño.

La decisión aconseja a los militares sentenciados por la Fuerza Aérea Ecuatoriana realizar una declaración nacional -en medios de comunicación y redes sociales- bajo el título «Rehabilitación y verdad del caso Malvinas», en la que quede claro que las víctimas no eran terroristas ni pertenecían a ningún grupo terrorista, y se condenan las falsedades publicadas por organismos gubernamentales y otros medios de comunicación, dijo Bastias.

«Informe sobre fuga forzada»

Fue uno de los momentos desgarradores para quienes siguen el caso desde hace un año. La historia afectó a las personas presentes; muchos no pudieron contener las lágrimas. A la indignación por la desaparición y muerte de los niños se sumó el peso de las noticias falsas y el estigma que continuaron durante meses.

Aunque la sentencia describe los principales aspectos de la pérdida, el camino hacia una justicia completa sigue abierto. En relación con el asesinato de niños pequeños, todavía hay un proceso judicial que avanza lentamente. «Aunque un grupo armado no puede ser considerado un delito de asesinato, la participación en la desaparición fue esencial para el asesinato», dijo Bastias. Para las familias de Ismael, Josué, Esteban y Nehemías, aún queda un largo camino por recorrer.

El caso ha propiciado, según activistas de derechos humanos, la aparición de lo que podría derivar en desapariciones forzadas previstas para 2024, en medio de conflictos internos anunciados por el presidente Daniel Noboa tras numerosas amenazas, incluida la confiscación de televisores. «Los padres de estos niños han abierto un camino que no es sólo el suyo», concluyó Bastias, «sino también el de todas las familias desaparecidas forzadamente en las costas de Ecuador, para que ellos también puedan encontrar verdad, justicia y castigo».


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