California inicia una nueva etapa en la disputa por Pissarro.

California inicia una nueva etapa en la disputa por Pissarro.
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La batalla legal por una obra de arte robada durante el Holocausto ha tomado un nuevo giro, generando controversia en el ámbito internacional y renaciendo la esperanza de la familia Cassirer.

El cuadro en cuestión es una reproducción de «Rue Saint-Honoré, Tarde, Efecto Lluvia» del impresionista Camille Pissarro, el cual ha estado en el centro de una disputa entre la familia Cassirer, el gobierno español y el Museo Thyssen de Madrid durante más de dos décadas. David Cassirer, hijo de Claude y bisnieto de Lilly Cassirer Neubauer, la legítima propietaria, mantiene la costumbre de hablarle al cuadro en su hogar en Denver, donde espera su regreso. Su anhelo se volvió sombrío tras el fallo de un tribunal de apelaciones de California en enero, que reafirmó el derecho de España a retener la obra, utilizando como base decisiones anteriores que favorecieron a la nación europea.

No obstante, el 16 de septiembre, el término de esta historia pareció cobrar nueva vida cuando el gobernador de California, Gavin Newsom, promulgó una ley que facilita la recuperación de bienes artísticos y personales robados durante el Holocausto. Newsom, flanqueado por miembros de la familia Cassirer, enfatizó la necesidad de devolver las obras a sus propietarios legítimos, un imperativo moral y legal. Esta firma se llevó a cabo en el Museo del Holocausto de Los Ángeles, en un acto que, según el gobernador, busca resaltar la justicia ante la larga historia de apropiaciones ilegales de arte.

La historia de la obra es trágica y revela la lucha de la familia Cassirer contra el legado del Holocausto. Lilly Neubauer, judía, tuvo que vender el cuadro en 1939 para poder escapar de la Alemania nazi. Con el tiempo, su familia intentó recuperar la obra a través de negociaciones diplomáticas, y finalmente, Claude Cassirer inició procedimientos legales en 2005 al no lograr avances. David Cassirer explica que la recuperación del patrimonio familiar es un tema profundamente emocional para ellos, dado el significado que tiene el arte en su historia.

La nueva ley, el Proyecto de Ley 2867 de la Asamblea, llegó tras el fallo adverso y fue impulsada por el legislador local Jesse Gabriel, quien, antes de ser político, había abogado por la restitución de bienes artísticos de personas perseguidas durante el Holocausto. Gabriel, tras visitar el Thyssen durante una delegación en España, se sorprendió al ver que dentro de la impresionante colección del museo, el cuadro estaba relegado a un ala menos prominente. La propuesta, que contó con el apoyo bipartidista, cita directamente el caso Cassirer y envía un mensaje claro: es hora de restituir lo que fue robado.

El contexto actual del antisemitismo en EE.UU. también ha enmarcado la lucha de la familia Cassirer, quien ha recibido apoyo no solo de expertos en derecho, sino de personalidades influyentes. En una reciente ceremonia conmemorativa, el secretario de Estado estadounidense, Anthony Blinken, resaltó la urgencia de devolver las obras robadas. “Demasiados gobiernos siguen resistiendo los esfuerzos de restitución,” afirmó, subrayando la importancia de cerrar las heridas del pasado y de cumplir con los compromisos internacionales que buscan hacer justicia.

Mientras la ley está diseñada para abrir nuevas posibilidades a las familias afectadas, algunos expertos legales han manifestado escepticismo. Un abogado anónimo ha declarado que la ley podría ser inconstitucional al intentar superar decisiones previas en los tribunales federales. La preocupación radica en que la legislación estatal no debería interferir con las leyes federales en disputas que ya giran en torno a leyes internacionales y derechos de propiedad reconocidos globalmente.

David Cassirer no oculta su frustración ante la obstinación de España en este tema, considerando que asumir una postura tan rígida respecto al cuadro es alarmante. “Un ladrón no puede transferir la propiedad de una cosa robada,» comenta, enfatizando que su familia nunca imaginó que la situación se prolongaría tanto. Con la ayuda de la Federación Judía, la familia se prepara para dar un nuevo paso en esta extensa batalla legal que, para el año 2025, habrá cumplido 20 años desde su inicio.

El desenlace de esta lucha simboliza no solo un reclamo por la justicia, sino también una reflexión más profunda sobre la historia, la memoria y la restitución del arte perdido en tiempos de oscuridad. La familia Cassirer se mantiene firme en su postura, alimentando la esperanza de que, un día, la obra no solo regrese a su legítimo dueño, sino que también represente una victoria en la lucha continua por la justicia y dignidad en el contexto del pasado judío y la memoria del Holocausto.


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