CAVAPY busca convertir el grado de inversión en capital institucional
Paraguay se encamina a cerrar el 2025 con indicadores macroeconómicos que lo posicionan en una situación inédita en su historia reciente. Crecimiento económico estimado en torno al 6%, inflación contenida, cuentas fiscales ordenadas y, como hito central, la obtención de la segunda calificación de Grado de Inversión, otorgadas por Moody’s y Standard & Poor’s.
Sin embargo, desde el mercado financiero advierten que la confianza macro, por sí sola, no garantiza un flujo sostenido de capitales.
La experiencia internacional muestra que, una vez superada la etapa de credibilidad económica, el siguiente filtro para atraer grandes inversiones es la seguridad operativa, es decir, la capacidad del mercado local de ofrecer estándares tecnológicos, regulatorios y de custodia compatibles con los que utilizan los grandes jugadores globales.
Todos los beneficios, en un solo lugar Descubrí donde te conviene comprar hoy
“El Paraguay ha hecho un avance muy importante en la consolidación de su estructura macroeconómica. Pero para que los fondos lleguen de una manera más fluida, este paso tecnológico era necesario”, explicó a ABC el gerente general de CAVAPY, Marcelo Prono, al responder consultas planteadas tras la presentación de cierre de año de la entidad.
Según señaló, sin esta infraestructura las inversiones llegan, pero lo hacen “a cuentagotas”, a través de esquemas bilaterales y con un alcance limitado.
Graficó el proceso con una metáfora clara: así como un puente vial permite integrar dos regiones y multiplicar el tránsito, la modernización de la infraestructura del mercado de capitales actúa como el puente que habilita un flujo más dinámico, seguro y controlado de inversiones.
“CAVAPY, la Bolsa y todo este proyecto de modernización son ese puente que permitirá operar con la tecnología a la que los mercados regionales y globales están acostumbrados”, afirmó.
Capital institucional en foco
Uno de los puntos centrales es que el proceso no estará protagonizado, al menos inicialmente, por inversores individuales.
Según explicaron desde la entidad, los primeros en evaluar el mercado paraguayo bajo este nuevo esquema serán inversores institucionales de gran escala, como fondos de pensión, fondos de inversión y grandes custodios internacionales.
El director de CAVAPY, César Paredes, subrayó que los recursos ya están ingresando al país, pero de forma fragmentada.
“Hoy la inversión llega de manera muy bilateral porque no contamos todavía con la tecnología adecuada para que fluya la inversión institucional. Esta modernización nos va a permitir llegar a esos grandes jugadores”, señaló.
Agregó que la seguridad operativa no es un valor agregado opcional, sino una condición básica para cualquier transacción bursátil relevante.
Efectos graduales
La expectativa es que, con la nueva infraestructura, el país pueda capitalizar mejor el contexto que abrió el Grado de Inversión. Desde el mercado destacan que el guaraní comienza a ser visto como un activo atractivo en la región, respaldado por la estabilidad macroeconómica y la disciplina fiscal.
Esa combinación podría despertar el interés de fondos que buscan diversificar portafolios en economías emergentes con bajo nivel de volatilidad. En cuanto al impacto sobre el financiamiento local, los profesionales aclararon que los efectos no serán inmediatos.
Una mayor presencia de inversores, tanto locales como extranjeros, tiende a incrementar la competencia y a ajustar las tasas al riesgo real de cada proyecto, lo que en el mediano plazo podría traducirse en un costo de financiamiento más eficiente para empresas y emprendimientos.
No obstante, estiman que ese proceso demandará entre dos y tres años, siguiendo una curva de maduración que suele comenzar con los bonos soberanos, continuar con el sector financiero y recién luego alcanzar a las emisiones corporativas.
Desde CAVAPY subrayan que, aun con un ingreso gradual de capitales, la modernización que entrará en vigencia en enero deja instalado un nuevo piso operativo para el mercado de capitales local. En ese contexto, mientras Paraguay canaliza el respaldo de las calificadoras internacionales, el desafío pasa por traducir la confianza macroeconómica en flujos concretos de inversión.