Cobertura en vivo del conflicto en Medio Oriente: Internacional
Israel intensifica sus ataques en el Líbano y Cisjordania tras la muerte de un líder de Hezbollah
En la noche del jueves, Israel ejecutó un agresivo bombardeo en el sur de Beirut, centrando sus esfuerzos en eliminar a Hashem Safieddine, quien se perfila como el sucesor del actual líder de Hezbollah, Hasan Nasrallah. Este ataque se produce una semana después de que las fuerzas israelíes llevaran a cabo la muerte de Nasrallah, un punto de inflexión significativo en la dinámica del conflicto en la región.
Las explosiones resonaron a través de Dahiye, el suburbio chiita donde se localizaba la figura de autoridad de Hezbollah. Testigos informaron sobre tres columnas de humo que se elevaron tras la detonación, reflejando la gravedad del ataque y la determinación de las fuerzas israelíes por desarticular la cúpula militar del grupo. En un contexto de intensificación de las hostilidades, se ha documentado que Hezbollah ha sufrido la pérdida de varios de sus altos mandos en las últimas tres semanas, lo que podría debilitar su capacidad operativa en el futuro cercano.
Desde Washington, el portavoz del Departamento de Estado estadounidense, Matthew Miller, expresó su apoyo a las acciones de Israel, sugiriendo que la continuación de los ataques aéreos y terrestres contra Hezbollah es una medida adecuada en el contexto actual. Sin embargo, Miller también advirtió sobre el riesgo inminente de que la situación se descontrole, lo que podría llevar a una escalada más amplia del conflicto en la región, un hecho que inquieta a la comunidad internacional y a los observadores del conflicto árabe-israelí.
La situación en el Líbano no es el único foco de violencia en la región. Casi simultáneamente, el ejército israelí llevó a cabo un bombardeo en el campo de refugiados de Tulkarem, ubicado en Cisjordania, que resultó en la muerte de al menos 18 personas, de acuerdo con informes del Ministerio de Sanidad palestino. Entre las víctimas, se encontraban varios menores, lo que generó una fuerte condena por parte de Nabil Abu Rudeina, portavoz de la Presidencia palestina, quien catalogó el ataque como un "crimen atroz", exacerbando el clamor por una intervención internacional que limite la violencia y preserve la vida de civiles inocentes.
En este clima de tensión, los esfuerzos de evacuación de ciudadanos extranjeros desde Líbano han continuado. Dos aviones militares españoles aterrizaron en la base de Torrejón, en Madrid, con un total de 241 repatriados que habían solicitado su regreso desde Beirut. Este movimiento no solo refleja la urgencia por garantizar la seguridad de los ciudadanos en zonas de conflicto, sino también la preocupación de los gobiernos europeos frente a la situación inestable en Líbano.
La combinación de ataques en Líbano y Cisjordania resalta la interconexión de los conflictos en la región. Mientras Israel busca imponer su estrategia militar frente a Hezbollah, la retórica y las acciones sobre el terreno han creado un ciclo de violencia que parece desafiar cualquier intento de mediación o resolución pacífica. La comunidad internacional observa con creciente inquietud, sin saber a ciencia cierta cómo abordará esta nueva fase de confrontaciones en un ámbito ya de por sí volátil.
Voces de analistas internacionales subrayan que la eliminación de líderes guerrilleros como Nasrallah o Safieddine podría tener repercusiones a largo plazo que trascienden la inmediatez de los ataques actuales. La posibilidad de que un vacío de poder surja en Hezbollah e incluso conflictos internos dentro del grupo podrían plantear nuevos desafíos tanto para Líbano como para Israel, así como un efecto dominó en otros grupos militantes en la región.
A medida que las tensiones continúan elevándose, la necesidad urgente de soluciones diplomáticas y diálogos constructivos se vuelve más crítica. Las reacciones tanto locales como internacionales indicarán la dirección que tomará la situación en los próximos días. Con la esperanza de que se pueda evitar una ampliación del conflicto, observadores y mediadores internacionales presionan para que se retomen las conversaciones y se establezcan estrategias que protejan a los civiles y promuevan la estabilidad en el Levante.