Colin Allred y Ted Cruz se acusan de extremismo en Texas.

Colin Allred y Ted Cruz se acusan de extremismo en Texas.
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En el estado de Texas, el debate entre los candidatos al Senado, Ted Cruz y Colin Allred, ha evidenciado la polarización política que caracteriza a la región. Durante sesenta minutos, ambos contendientes intercambiaron acusaciones sobre sus respectivas radicalidades, reflejando la creciente tensión en una de las contiendas más seguidas de las elecciones de este año.

Cruz, actual senador por Texas y en el cargo desde hace doce años, apela a la base ultraconservadora de su estado natal. Durante el debate, lanzó advertencias sobre las consecuencias que tendría una eventual victoria de Allred, un exjugador de fútbol americano que se ha presentado como un abogado de derechos civiles. “Allred quiere destruir lo que tenemos en Texas porque comparte los valores con Nancy Pelosi y Kamala Harris”, afirmó Cruz. En un tono apocalíptico, el senador vaticinó que, si los demócratas lograran ganar, eliminarían el obstruccionismo y aumentarían la representación política mediante la incorporación de nuevos estados.

Por su parte, Colin Allred, en un intento por parecer el candidato moderado, se presentó como el “texano más bipartidista en el Congreso”, contrastándose con la imagen de Cruz al describirlo como uno de los senadores más extremos de la última década y media. Allred, originario de Dallas y actual representante en el Congreso, se enfrenta al desafío de revertir décadas de dominio republicano en un estado que no ha visto a un demócrata en la Cámara Alta desde 1988. Su discurso busca resonar con el creciente descontento entre los votantes que buscan un cambio después de años de liderazgo conservador.

La contienda se torna especialmente relevante en un Texas que ha comenzado a mostrar signos de división política. Las encuestas apuntan a que Cruz mantiene una ventaja, situándose entre 3 y 5 puntos por delante de Allred, aunque este último ha conseguido reducir una diferencia que superaba los diez puntos a principios de verano. Con el inicio del voto anticipado el 21 de octubre, la atención se centra en el 3-4% de indecisos que podrían definir el resultado de la elección.

El trasfondo de esta batalla electoral también revela el deterioro de la hegemonía republicana en Texas. Hace seis años, Cruz logró retener su puesto por un margen ajustado de 200,000 votos sobre el progresista Beto O’Rourke, en una elección que se perfila como la más reñida desde 1978. Esta vez, Allred invoca un mensaje de cambio, argumentando que cada elección muestra una reducción de la ventaja republicana, como lo evidencian los resultados más estrechos de Donald Trump en 2020 comparado con su victoria del 9% en 2016.

Durante la campaña, Allred ha buscado establecer una imagen más moderada y menos polarizante que la de su predecesor O’Rourke. La estrategia parece estar dando sus frutos, ya que figuras de renombre, incluidos exrepúblicanos como Adam Kinzinger y Liz Cheney, se han pronunciado a favor de su candidatura. Este respaldo, junto con el apoyo de líderes progresistas como Bernie Sanders y Alexandria Ocasio-Cortez, sugiere que Allred está tratando de construir un frente amplio contra Cruz.

Los recursos financieros de ambos candidatos son igualmente significativos, ya que la contienda por el Senado de Texas se proyecta como una de las más caras de la historia. Hasta ahora, ambos han recaudado más de 100 millones de dólares en total, destacando que Allred ha logrado recoger 38 millones en lo que va de la campaña, superando los 26 millones de Cruz. Sin embargo, a esta altura, el senador cuenta con una disposición de gasto superior, poseyendo 12.7 millones de dólares ya disponibles en su cuenta, comparado con los 10.4 millones de su rival.

De cara a las próximas semanas, Texas se encuentra en el ojo del huracán político, y el debate ha refrendado la relevancia de esta elección, no solo para el estado, sino también para la dinámica política del país. La tensión entre Cruz y Allred refleja la amarga lucha entre dos visiones en conflicto sobre el futuro de Texas, un estado que históricamente ha sido un bastión republicano pero que, en los últimos años, parece estar girando hacia una mayor competencia electoral.

Con el reloj marcando la cuenta atrás para las elecciones, la atención de los votantes texanos y de todo el país se dirige a cómo se desarrollará esta contienda, que podría no solo definir el futuro político de Texas, sino también tener repercusiones significativas en el equilibrio de poder en el Senado de Estados Unidos.


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