“De esos 20 mil dólares que pagan en el Senado por votos, aunque sea cinco mil que vengan a Cabañas”, reclamó un productor

Productores de Cabañas manifestaron su hartazgo durante la inauguración del Yvoty Rape, reclamando un mayor apoyo del Gobierno y denunciando que los millonarios recursos que se manejan en el Senado podrían beneficiar al sector local. “De esos 20 mil dólares que se pagan en el Senado por votos, al menos que unos 5 mil vengan a Cabañas”, reclamó el vicepresidente del Yvoty Rape.
Elías Maidana, productor y presidente de la Comisión de Feriantes tomó el micrófono con el corazón en la mano y lanzó una frase que rápidamente caló entre los presentes:
Sus palabras, cargadas de indignación, retrataron la distancia abismal entre los privilegios de la capital y las necesidades de las comunidades del interior. Mientras en el Congreso se habla de cifras millonarias en supuestas negociaciones de cargos, alquiler de vehículos con Itaipú y votos que “valen” 20.000 dólares, en Cabañas los productores siguen trabajando solo con apoyo de la Municipalidad local y sin el respaldo del Estado.
Un contraste que duele
La referencia de Maidana llegó como un dardo en medio del escándalo que involucra a la exsenadora Norma Aquino “Yamy Nal” (ANR) y al senador Javier Vera “Chaqueñito” (ANR), cuyos audios filtrados destaparon una vez más el verdadero rostro de la política: negociaciones “bajo la sombra”, favores repartidos y dinero que fluye en las altas esferas mientras el interior queda sumergido en el olvido.
En contraste, la feria Yvoty Rape es un ejemplo vivo de lo que se puede lograr con organización comunitaria y amor por la tierra. Los productores de Cabañas invierten tiempo, recursos y sacrificio en mantener un espacio que no solo impulsa la economía local, sino que también promueve la cultura, el turismo y el cuidado del medio ambiente.
Una interpelación directa
Entre flores y reclamos
La inauguración del Yvoty Rape volvió a demostrar que, incluso en medio de la precariedad, la gente del interior sabe organizarse y levantar con orgullo lo suyo. Pero también dejó en claro que los productores ya no están dispuestos a quedarse callados frente a la indiferencia del Estado y a los privilegios que se discuten en la capital, mientras ellos luchan con recursos limitados.