Desaparecen 24 marineros al cuidar yate por tormenta ‘Otis’
Un año tras la tragedia: la desaparición de 24 personas en Acapulco durante el huracán Otis
Un año después del devastador paso del huracán Otis por Acapulco, el eco de la tragedia persiste en el alma de las familias de 24 desaparecidos, que aún buscan respuestas. Entre ellos, se encuentran marineros, ingenieros y capitanes, quienes quedaron atrapados en un mar embravecido en la noche del 24 de octubre de 2023.
Las historias de estas 24 personas desaparecidas son el testimonio de una comunidad que sufrió el embate de Otis, de categoría cinco, y que se vio obligada a enfrentar la tragedia. Entre los desaparecidos, había dos niños, de 4 y 9 años, que formaban parte de familias humildes, representando la clase trabajadora indispensable para el turismo de Acapulco. Mientras sus familias los buscan en videos de TikTok y fotografías, el mar guarda silencio.
Los pescadores y marineros son contratados para cuidar las embarcaciones durante la llegada de huracanes, aunque muchos afirman que en esta ocasión no se les dio opción de rechazar el trabajo. “En México, se espera que los marineros estén a cargo”, asegura Patricia Nogueda, esposa del capitán Andrés Cortez. Pese a su vasta experiencia, la combinación de la fuerza del viento y el aumento repentino de las olas superó cualquier preparación.
Con vientos de hasta 270 kilómetros por hora, Otis causó estragos y dejó a su paso una enramada de dolor. La última alerta, con el cierre de la bahía, llegó cuando las embarcaciones ya estaban en movimiento, algo que fue ignorado por muchas de ellas. Oficiales y autoridades enfrentan críticas por permitir que las vidas de cientos se pusieran en peligro por proteger bienes materiales. Hasta ahora, se informan 52 muertos y 31 desaparecidos, la mayoría en la costa de Guerrero.
Los esfuerzos de búsqueda de la Marina desde entonces han sido exhaustivos, pero las familias sienten impotencia al no recibir novedades sobre sus seres queridos. “Non ha sido fácil, solo se han hallado restos de otros desaparecidos”, afirma Cristina Sánchez, la esposa de Fernando Parra, ingeniero de máquinas. La burocracia y la falta de reconocimiento como víctimas han llevado a muchas de estas familias a vivir una doble tragedia: perder a sus seres queridos y enfrentar la indiferencia de las autoridades.
Con el paso de los meses, las familias han organizado reuniones semanales donde comparten su dolor y su búsqueda de justicia. Exigen no solo respuestas, sino protocolos que impidan que esta tragedia vuelva a repetirse. “¿Qué pasa después de que los propietarios de los barcos han cobrado los seguros? ¿Quién vuelve a darnos a nuestros esposos?”, se lamenta Sánchez.
Tras la experiencia de Otis, algunos marineros en Acapulco decidieron no arriesgar sus vidas ante la llegada de otros huracanes, como John. Sin embargo, en otros lugares como Yucatán, los pescadores enfrentan situaciones similares a las vividas un año atrás. Las heridas son profundas y las cicatrices, eternas. “Los seguimos esperando”, repiten sus familias mientras miran el horizonte del océano, deseando que algún día las olas devuelvan no solo a sus seres amados, sino también la esperanza que les fue arrebatada.
Un suceso como este es un recordatorio cruel de que el mar no solo es un recurso, sino también un lugar de peligros imprevistos. Si bien Otis dejó lecciones, el camino hacia una mayor seguridad para los trabajadores del mar aún es incierto y lleno de obstáculos. Las familias continúan su lucha en honor a los que ya no están, esperando que sus historias no sean olvidadas.