El cine argentino enfrenta a Milei en Festival de San Sebastián
Cine argentino en crisis: el Festival de San Sebastián alza su voz en favor de la cinematografía nacional
El Festival de Cine de San Sebastián se convirtió en un refugio de solidaridad para la cinematografía argentina, gravemente afectada por la falta de apoyo gubernamental. Este martes, cineastas, actores y productores se unieron en un evento en el Kursaal, donde expresaron su preocupación por el futuro del cine independiente argentino en medio de un contexto de desmantelamiento cultural bajo el gobierno de Javier Milei. La jornada estuvo marcada por el eco de las palabras del director Diego Lerman, quien presentó su película "El hombre que amaba los platillos voladores": "Es muy triste y desolador, pero no nos queda otra que seguir resistiendo".
El acto, que reunió a destacadas figuras del cine argentino, se llevó a cabo en compañía del director del festival, José Luis Rebordinos, y del presidente de la Academia de Cine Argentino, Hernán Findling. La presencia de reconocidos cineastas como Nicolás Gil y actores como Leonardo Sbaraglia resaltó la importancia del evento. Lerman, visiblemente emocionado, valoró el apoyo y la visibilidad que el festival brinda en un contexto crítico. "Recibir tanto apoyo en momentos difíciles es conmovedor e importante para nosotros", declaró a los medios.
Este acto de apoyo coincidió con la proyección en Sección Oficial de la película de Lerman y del documental "Transferencias", que analiza las crueldades de la dictadura argentina (1976-1983) bajo la dirección de Nicolás Gil. En total, la 72ª edición del festival presenta 16 películas argentinas en sus diversas secciones, lo que subraya la riqueza cinematográfica que, a pesar de la adversidad, sigue produciéndose en el país.
Rebordinos no solo expresó su solidaridad con la industria cinematográfica argentina, sino que también arremetió contra las políticas de Milei, que amenazan no solo al cine, sino a toda la cultura del país. "No podemos permanecer al margen del desmantelamiento de una cinematografía nacional", afirmó, ampliando su mensaje a otras industrias cinematográficas latinoamericanas en crisis, como la de Venezuela. Su declaración final, "¡Viva el cine argentino!", resonó entre el público, que a su vez clamaba "El país no está en venta".
La llegada de Javier Milei al poder en diciembre de 2023 ha desencadenado un periodo de severos recortes en la cultura. La industria cinematográfica enfrenta una situación alarmante, con un gobierno que ha declarado a sus creadores enemigos del estado. "Estamos acostumbrados a la reconstrucción constante en Argentina", afirmó Lerman, al hablar sobre el impacto de estas políticas en el cine, la educación y la cultura en general. Sus palabras ilustran la desesperanza ante un futuro incierto, pero también la determinación de seguir luchando por una parte fundamental de la identidad nacional.
El actor Leonardo Sbaraglia reflexionó sobre la incomprensión que enfrenta el sector cultural: "Lo último que queremos es que esto opaque el arte que estamos presentando", dijo, recordando cómo el cine argentino, más que un simple producto, es una expresión de la identidad del país. La crisis actual recuerda momentos difíciles del pasado, y los artistas se encuentran en un estado de conflicto generado por el gobierno que erosiona su labor creativa.
Por su parte, Hernán Findling, presidente de la Academia de Cine Argentino, describió la situación como "compleja". Aunque se sigue produciendo cine en Argentina, la mayoría de las obras son comerciales o de plataformas, lo que pone en riesgo la producción de autor. "El INCAA no promueve el cine independiente, lo que hace que no se pueda filmar ninguna película significativa", señaló, enfatizando la necesidad de que el cine experimental continúe existiendo para preservar la riqueza cultural del país.
El director de "Transferencias", Nicolás Gil, subrayó la gravedad de la situación. Criticó abiertamente la perspectiva del INCAA, que considera que las producciones de los últimos años son de mala calidad. "Ignorar una cinematografía tan potente es preocupante; la cultura es la identidad de un pueblo", afirmó Gil, reflejando el sentimiento de muchos en la comunidad cinematográfica sobre el riesgo que corre la cultura nacional si el Estado no apoya su desarrollo.
Las voces de los artistas no se detienen ahí. La joven productora y actriz Zoe Hochbaum enfatizó el papel crucial que juega el cine en la memoria histórica de un país. "El cine nos cuenta la historia. Estamos dando la espalda a algo más que el entretenimiento", explicó, señalando la necesidad de mantener vivas las historias y experiencias a través del séptimo arte.
También la escritora y periodista Leila Guerriero, jurado en la Sección Oficial del festival, criticó la política cinematográfica del actual gobierno, que prioriza el éxito comercial por encima de la voz autoral. "¿Quién puede predecir de antemano si una película será exitosa o no?", cuestionó, subrayando el riesgo de reducir la cultura a meros números en taquilla. En un contexto donde el cine argentino lucha por su lugar, la comunidad artística se mantiene unida, decidida a seguir creando y resistiendo frente a los desafíos que enfrentan.