Francia Márquez exige a la ONU justicia para el pueblo afro.
La cumbre mundial de biodiversidad que se desarrolla en Colombia ha sido un escenario clave para la reivindicación de los derechos de los pueblos afrodescendientes. La vicepresidenta y ministra de Igualdad, Francia Márquez, ha instado al sistema de Naciones Unidas a reconocer la “deuda histórica” que existe hacia estos grupos.
Durante su intervención en el foro internacional sobre afrodescendientes, Márquez expuso la lucha por el reconocimiento de su cultura y sus derechos, señalando que esta batalla tiene raíces en un pasado colonial y esclavista. Acompañada por figuras como el Ministro de Relaciones Exteriores de Colombia, Luis Gilberto Murillo, y la exvicepresidenta de Costa Rica, Epsy Campbell, afirmó que la restauración de la dignidad de los pueblos afrodescendientes es esencial para avanzar hacia la justicia social y ambiental.
La propuesta presentada por Colombia y Brasil en la COP16 busca incluir a los afrodescendientes en el marco del Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB). Sin embargo, este planteamiento ha generado tensiones y controversias en la cumbre. La presidenta del Foro Permanente de la ONU sobre los Afrodescendientes, June Soomer, aclaró que, aunque el término «afrodescendiente» ya es reconocido, el objetivo actual es lograr el reconocimiento de este grupo como colectivo, lo que ha encontrado resistencia incluso entre algunos países africanos.
«Muchos de estos países no nos reconocen porque aceptar nuestra condición como pueblo implica también reconocer el daño histórico que hemos sufrimos», afirmó un representante de Santa Lucía, resaltando la importancia histórica de este reconocimiento para devolver la dignidad a su comunidad. La discusión en torno a este tema ha sido intensa, dada la conmoción que genera en un contexto donde los afrodescendientes representan a una parte significativa de la población mundial.
Actualmente, el artículo 8j del CDB enfatiza la importancia de los conocimientos y prácticas de las comunidades indígenas y locales para la conservación de la naturaleza. Sin embargo, tal como está redactado, este artículo no menciona explícitamente a los afrodescendientes, lo que ha llevado a Colombia y Brasil a abogar por su inclusión en el texto, una tarea que exige el consenso de los 196 países miembros de la COP.
La vicepresidenta Márquez ha convertido esta causa en su lucha personal durante la cumbre. En un acto inaugural, destacó la falta de reconocimiento hacia los conocimientos y prácticas de las comunidades afrodescendientes, describiéndolo como «discriminatorio y racista». Afirmó que la conservación de la biodiversidad no puede excluir a una parte considerable de la población que, en América Latina, asciende a más de 150 millones de afrodescendientes que habitan amplios territorios.
En la línea de pensamiento de Márquez, Anielle Franco, ministra de Igualdad Racial de Brasil, enfatizó que no puede haber justicia climática sin igualdad racial. Franco subrayó que el racismo ambiental afecta desproporcionadamente a los afrodescendientes, haciendo eco de las injusticias sufridas por quienes viven en áreas vulnerables, como las favelas de Brasil.
Ambas políticas comparten experiencias personales de exclusión y violencia. Márquez, que fue desplazada de su hogar en el Cauca, y Franco, que creció en la favela Maré, comprenden profundamente las luchas que enfrentan las comunidades afrodescendientes, lo cual les otorga una perspectiva única en su abogacía por el reconocimiento y la justicia.
Franco recordó que las comunidades indígenas y quilombolas son fundamentales para la conservación del medio ambiente. Anunció el programa «Pueblos Afrodescendientes de las Américas», una iniciativa que busca abordar las desigualdades raciales y socioambientales y promover prácticas agrícolas sostenibles que favorezcan la conservación de la biodiversidad.
La cumbre no solo representa un paso en esta lucha por la igualdad, sino que también podría marcar un hito en el reconocimiento de los pueblos afrodescendientes en la lucha contra la pérdida de especies. Márquez enfatizó que los afrodescendientes han participado activamente en la defensa de los ecosistemas, argumentando que la conexión entre territorio y identidad es fundamental para su existencia como pueblo.
A medida que la cumbre avanza, las líderes esperan obtener un resultado que no solo reconozca la importancia de su contribución a la conservación ambiental, sino que también ayude a derribar barreras que perpetúan la exclusión y la marginación de estas comunidades. La lucha por el reconocimiento de los afrodescendientes se entrelaza con las luchas por la justicia climática, destacando la urgente necesidad de un enfoque inclusivo y equitativo en las políticas ambientales a nivel global.