Identifican cadáver hallado en arroyo del barrio María Victoria.
El hallazgo del cuerpo sin vida de Anibal Romero Otazú, de 54 años, en un arroyo del barrio María Victoria ha conmocionado a la comunidad de Pedro Juan Caballero.
El cuerpo fue descubierto durante la tarde del pasado viernes 4 de noviembre, flotando en el Arroyo Suizo, ubicado en la fracción San Luis. La rápida intervención de los vecinos, quienes alertaron a las autoridades, permitió que los agentes de la Policía Nacional llegaran al lugar para iniciar las investigaciones pertinentes.
Los familiares de Romero Otazú se presentaron en el lugar para identificar el cuerpo, que ya no mostraba signos vitales. Según se ha comunicado, el fallecido había sido reportado como desaparecido desde el 11 de febrero de 2023, lo que indicaba que existía una orden de búsqueda y localización en su contra, tal como lo confirmó el comisario Derlis Torres.
El informe del médico forense, el Dr. Marcos Prieto, señala que Romero presentaba rigidez cadavérica, lo que sugiere que su fallecimiento ocurrió entre 12 y 24 horas antes del descubrimiento de su cuerpo. Además, la causa del deceso ha sido preliminarmente atribuida a un infarto agudo de miocardio, aunque se espera un análisis más detallado para confirmar esta información.
La comunidad de Pedro Juan Caballero se encuentra consternada por esta situación, ya que la muerte de un vecino puede impactar en la percepción de seguridad y bienestar en el barrio María Victoria. Autoridades locales están trabajando en brindar apoyo a los familiares, quienes han atravesado momentos difíciles tras la desaparición de Romero Otazú.
El caso ha llamado la atención de los medios locales y de la ciudadanía, quienes esperan nuevas actualizaciones sobre las circunstancias que rodearon tanto su desaparición como su trágico hallazgo. La Policía Nacional continúa investigando para esclarecer los detalles que motivaron la inquietud ciudadana y asegurar que situaciones como esta no se repitan en el futuro.
Las autoridades instan a la población a colaborar en el reporte de cualquier actividad sospechosa y a mantener una comunicación constante con los organismos responsables de la seguridad y el bienestar social. Este caso resalta la importancia de la cooperación comunitaria en la prevención del delito y la atención a situaciones de vulnerabilidad.