Israel aumenta bombardeos en Líbano mientras Hezbolá extiende ataques.
Un ataque con misiles lanzados por Hezbolá desde Líbano alcanzó Kiryat Bialik, al norte de Israel, causando pánico y daños materiales significativos, pero dejando solo tres heridos.
Simon, un residente de 59 años, relató cómo escapó por una cuestión de segundos. Justo cuando la alarma sonó mientras se disponía a salir de su garaje, logró entrar a su hogar y llevar a su familia a un refugio seguro. Poco después, se escuchó una poderosa explosión a escasos metros, convirtiendo su barrio residencial en un escenario devastado. Su esposa, Geula, observando el daño a su alrededor, expresó su horror: “Esto es una escena de guerra. ¡Bum, bum, bum!”.
Este ataque forma parte de una serie de asaltos que Hezbolá lanzó desde Líbano, con más de 150 misiles y drones disparados durante la madrugada del domingo. Kiryat Bialik es el punto más alejado que la milicia ha alcanzado en Israel desde que comenzó el actual conflicto el 7 de octubre. Hezbolá, a través de un comunicado, informó sobre sus «exitosas» incursiones aéreas, afirmando haber entrado en una «nueva fase de lucha» contra Israel, descrita como una «batalla abierta y decisiva». La influencia de Irán, que lidera a Hezbolá, se ha hecho sentir, advirtiendo a Israel que pagará por sus recientes ataques y anunciando la detención de sospechosos de espionaje en su territorio.
La escalada de violencia en la región ha sido marcada y preocupante. La aviación israelí llevó a cabo ataques aéreos en el sur del Líbano, resultando en la muerte de tres supuestos combatientes de Hezbolá. El ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, indicó que la semana que concluye ha sido «la más difícil en la historia de Hezbolá», coincidiendo con el aumento en la intensidad de los bombardeos israelíes y el creciente recuento de bajas en ambos lados.
Desde el gobierno israelí, el primer ministro Benjamín Netanyahu se dirigió a la nación, advirtiendo a Hezbolá sobre las consecuencias de sus ataques y prometiendo restaurar la seguridad en el país. «No podemos tolerar el lanzamiento de misiles contra nuestra población», afirmó Netanyahu, que agregó que los recientes ataques han causado daños que la milicia no puede haber imaginado, sugiriendo la posibilidad de un conflicto prolongado.
En el contexto de esta escalada, la ONU ha señalado que no hay solución militar viable para el conflicto que asegure la paz para ambas partes. Jeanine Hennis, coordinadora especial de la ONU para Líbano, hizo un llamado a la moderación, subrayando que una ofensiva en Líbano podría arrastrar a Irak al conflicto, ante la creciente retórica y acciones de milicias proiraníes en el país vecino.
Los ataques no solo se limitan a misiles; también han incluido objetivos estratégicos. Uno de los blancos recientes fue una instalación militar en Líbano, que según Hezbolá intentaba atacar. Algunos residentes de Kiryat Bialik han comenzado a cuestionar la seguridad de sus hogares, recordando que la última vez que enfrentaron una situación similar fue durante la guerra de 2006. Pese al temor, muchos se muestran reacios a abandonar sus casas, con una sensación de resignación y un fuerte deseo de permanecer en su tierra.
En el lado libanés, la situación es igualmente crítica. Al menos 45 personas han muerto, incluidos civiles, en los recientes ataques israelíes. Entre las víctimas destaca Ibrahim Aqil, el líder de las fuerzas de élite de Hezbolá, quien fue alcanzado en un ataque aéreo. La guerra ha dejado una estela de destrucción y dolor, con cuerpos aún bajo los escombros y el pueblo libanés viviendo en un clima de alerta constante.
El ciclo de violencia parece incesante. Con cada ataque, la tensión entre ambos países se intensifica, mientras que tanto Israel como Hezbolá mantienen posiciones beligerantes. Simon, el israelí que casi pierde la vida en el ataque, reflexiona sobre los pormenores de la fragilidad de la paz en la región y el impacto inmediado del conflicto. «Estamos en guerra», afirma, anticipando que la violencia podría continuar desarrollándose en ambos lados de la frontera. La incertidumbre reina, mientras el eco de los disparos y las explosiones se asienta en la memoria de quienes aún sobreviven a este violento enfrentamiento.