Israel confirma muerte de líder de Hezbollah y bombardea ciudad libanesa.
Israel confirma la muerte de un alto líder de Hezbolá tras un ataque aéreo en Beirut
Las autoridades israelíes anunciaron el martes que uno de sus bombardeos en Beirut hace tres semanas resultó en la muerte de Hashem Safieddine, un prominente líder de Hezbolá. Safieddine era el presidente del Consejo Consultivo de la milicia chií y se consideraba un posible sucesor de Hasan Nasrallah, quien murió el mes pasado en un ataque aéreo israelí. Este comunicado resalta el constante conflicto que se vive en la región, así como las tácticas agresivas del gobierno israelí.
De acuerdo con el ejército israelí, Safieddine jugó un papel crucial en la toma de decisiones del grupo y se le atribuyen múltiples acciones consideradas "terroristas" contra Israel. El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, había declarado previamente que Safieddine había fallecido en el ataque, y enfatizó que el gobierno mantiene su enfoque en eliminar a figuras clave de Hezbolá.
Hezbolá confirmó la muerte de su dirigente en un comunicado, describiéndolo como un "gran líder y mártir" que dedicó su vida al partido. La milicia chií se enfrenta actualmente a una presión intensa por parte de Israel, que ha intensificado sus ataques en el sur del Líbano, donde las tropas israelíes han estado llevando a cabo una invasión terrestre durante casi un mes.
El ejército israelí ha afirmado que, en los últimos días, ha matado a otros tres comandantes de Hezbolá y a aproximadamente setenta milicianos en el contexto de una escalada del conflicto. Las fuerzas israelíes han continuado usando bombardeos y órdenes de evacuación forzosa para los civiles que se encuentran en áreas consideradas de combate. Un hecho destacado fue el bombardeo del centro de Tiro, un importante sitio histórico, que refleja la extensión del conflicto en locaciones significativas culturalmente en el Líbano.
Durante las últimas semanas, las fuerzas israelíes han lanzado al menos seis ataques aéreos sobre la ciudad de Tiro, ubicada a unos 20 kilómetros de la frontera con Israel. Estos bombardeos han causado preocupación y crisis humanitaria, ya que el número de desplazados se estima en alrededor de 1,2 millones, lo que representa aproximadamente una quinta parte de la población libanesa. Las advertencias de evacuación han hecho que la ciudad, que alguna vez fue un refugio seguro, se vea desierta y teme por la continuidad de la vida civil.
A pesar de la presión militar de Israel, Hezbolá sigue adelante con sus propias acciones y tácticas. Este miércoles, mientras el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, estaba de visita en Tel Aviv, las alarmas sonaron en la ciudad debido a ataques con misiles desde el Líbano. A lo largo de esta escalada, Hezbollah ha lanzado una cantidad considerable de proyectiles hacia Israel, mostrando que, a pesar de la violencia, el grupo sigue activo y operativo.
Además, el reciente ataque israelí resultó en la muerte de otros miembros clave de Hezbolá, incluido un alto oficial de inteligencia, Ali Hussein Hazma. Los ataques aéreos tuvieron como objetivo un cuartel subterráneo en Dahiye, un bastión de Hezbolá en el sur de Beirut. Este periodo de ataques y represalias se inició desde la muerte de Nasrallah, cuya figura había dominado Hezbolá durante tres décadas.
Israel, por su parte, ha mantenido una política de silencio sobre la confirmación de bajas de alto perfil. A diferencia de otros líderes enemigos, como Yahia Sinwar de Hamás, cuya muerte fue confirmada rápidamente, el proceso de verificación de muertes de figuras clave en Hezbolá ha sido más ambiguo y complicado. La incertidumbre sobre las bajas se debe, en parte, a la naturaleza de los bombardeos que buscan minar las capacidades de Hezbolá, a menudo dificultando la verificación inmediata de los resultados de estas operaciones militares.
Finalmente, la situación en el Líbano continúa siendo precaria y volátil, mientras que el ciclo de violencia entre Israel y Hezbolá parece estar lejos de resolverse. Las tensiones en la región seguirán siendo un tema de preocupación internacional, y la violencia desatada podría tener repercusiones más amplias que van más allá de las fronteras de los dos países, afectando también a la estabilidad de la región del Medio Oriente en general.