Las mujeres en México no pagan porque les importa Periódico americano
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Todo está en contra de las mujeres a la hora de trabajar. Este es un resumen de varios estudios realizados por diversas organizaciones, instituciones financieras y otros gobiernos de todo el mundo. El caso mexicano no es una excepción. La participación de las mujeres en el mercado laboral en México ha estado estancada durante décadas. Las estadísticas oficiales de 2019 muestran una diferencia de alrededor del 30% entre hombres y mujeres. La última Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), publicada en noviembre, no dista mucho de la de hace seis años: el 75% de los hombres trabaja, mientras que el 45% de las mujeres lo hace.
También nos hemos dado cuenta desde hace mucho tiempo ante nuestras narices: la diferencia no está cambiando porque las mujeres se centren en cuidar de los demás. La Encuesta Nacional del Sistema de Cuidados 2022 muestra, por ejemplo, que en las familias mexicanas, el 75% de las mujeres son responsables del cuidado de sus familias, frente al 24% de los hombres. Cuidar a los demás es trabajo. Los expertos lo llaman trabajo no remunerado y casi todos podemos pensar en una mujer que se preocupa y no cobra. El Inegi también estima que en México este trabajo no remunerado equivale al 26% del producto interno bruto (PIB). Esto significa que el trabajo de estas mujeres permite que otras vayan a trabajar.
Las mujeres están involucradas en el mercado laboral desde hace mucho tiempo y podemos decir que, históricamente, estos han sido los rumbos que se vienen dando desde hace poco tiempo. Sin embargo, las responsabilidades transmitidas durante siglos hacen que gran parte de ellos se dediquen al trabajo de los grupos de servicio, lo que muchas veces implica esmero y poco esfuerzo. «El cuidado sigue siendo de las mujeres, se considera natural hacerlo. Esto también significa que hay pobreza de tiempo, porque hay muchos trabajos que hacen sin remuneración, cuidando niños, discapacitados y ancianos, y estos trabajos recaen principalmente en mujeres, incluso niñas», explica María Elena Esparza, de la organización Ola Violeta.
ONU Hábitat afirmó que en el mercado laboral en México «se impide a los empleadores levantar sospechas sobre la familia de una mujer al momento de contratarla». El castigo para ellos, cuando logran conseguir oportunidades laborales, ya no los motiva. La diferencia continúa en los salarios: por cada 100 pesos que gana un hombre, una mujer gana 83 pesos, por el mismo trabajo. Además, las mujeres dedican más horas cada año, porque compaginan su carrera con el cuidado de sus familias. Debido a la frustración y la falta de tiempo, muchos de ellos abandonan el trabajo regular y eligen empleos que les ayudan a sobrevivir, pero que no contribuyen mucho a la economía. «Cuando vemos pobreza de tiempo, estrés, fatiga, pensamos en cómo las mujeres pueden competir con sus homólogos masculinos», añade Esparza.
México lleva varios años en ascenso. A finales de 2025, el PIB no alcanzará ni siquiera el 1% y el país se encuentra en un punto en el que cualquier contribución al desarrollo económico es bienvenida. En los cargos públicos se habla mucho de dinero y cosas externas, pero poco de respuestas internas al comportamiento de su gente. La administración Sheinbaum ha anunciado la creación de un Sistema Nacional de Cuidados, sin embargo, no hay señales de que el Gobierno mexicano esté dispuesto a brindar el mayor poder operativo o financiero que este esfuerzo requiere. “Para el liderazgo de la Presidenta Claudia Sheinbaum, el trabajo de construcción de un Sistema Nacional de Cuidados que permita a las mujeres ingresar y permanecer en el mercado asalariado debe ser una prioridad”, afirma el Instituto de Educación Económica de México, ¿cómo vamos?
La investigación internacional también muestra un punto revelador: hay mujeres que están interesadas y tienen acceso al trabajo, pero que están en contra de las tendencias para lograr lo que no les permite desarrollarse en un determinado ámbito económico. Las mujeres existen, sólo necesitan que el resto de la población las ayude a mantenerlas para que puedan desempeñar su papel en la economía mexicana y recibir un salario suficiente. Es alentador que el cargo más alto de México, el de la Presidencia, esté encabezado por una mujer. «Es muy importante a nivel simbólico tener un presidente. Se refiere a un comportamiento ejemplar y a una visión de lo que es posible», afirma Esparza de Ola Violeta. Pero las consignas y los discursos no se sostienen cuando las oportunidades no llegan a otras mujeres y sus condiciones siguen siendo las mismas durante muchos años.