Líbano: Bombardeos israelíes causan 600 muertes y desplazamientos masivos.
La escalada del conflicto entre Israel y Hezbolá ha alcanzado nuevos niveles de violencia, dejando un saldo devastador de muertos y heridos. En el desierto de Burj Rahaal, en el sur del Líbano, la angustia se palpó este martes con el eco de las sirenas de ambulancias y el estruendo de los bombardeos israelíes. Apenas un día después de una jornada trágica que dejó 492 muertos, la ofensiva ha continuado, elevando el número total de víctimas a 558 y más de 1.835 heridos. Un portavoz del ejército israelí confirmó que los ataques aéreos se dirigieron a instalaciones de Hezbolá, incluyendo lanzamisiles y depósitos de armamento.
El martes se registró un notable incremento en el lanzamiento de cohetes por parte de Hezbolá, con más de 300 proyectiles disparados hacia el norte de Israel. Esta ofensiva marcó un récord desde el inicio del conflicto, activando alarmas en distintas ciudades israelíes, incluidas Haifa y Nazaret. Además, la incursión de drones sobre el territorio israelí ha señalado una peligrosa intensificación del conflicto, con incidentes que amenazan la seguridad nacional.
A pesar de que las defensas antiaéreas israelíes interceptaron muchos de los cohetes, algunos impactos lograron eludir las medidas de seguridad, causando daños materiales pero, afortunadamente, sin víctimas en ciertos casos. En Tamra, por ejemplo, se encontró un misil no detonado en una residencia. Mientras tanto, la vida cotidiana en el norte de Israel ha experimentado disrupciones significativas, obligando a autoridades a suspender las clases escolares ante la creciente amenaza.
Hezbolá, por su parte, ha experimentado serias pérdidas en sus líderes en días recientes. Según informes, la inteligencia israelí, en particular el Mossad, ha llevado a cabo operaciones exitosas contra figuras clave de la milicia. Entre ellas se destaca la supuesta muerte de Ibrahim Qubaisi, líder de la unidad de cohetes de Hezbolá, aunque la organización no ha confirmado este hecho. Esta serie de ataques ha llevado al gobierno israelí a declarar que su lucha es contra Hezbolá, no contra el pueblo libanés, a pesar del creciente número de civiles afectados.
Condiciones críticas también se observan en Líbano, donde miles de personas se han visto forzadas a abandonar sus hogares, contribuyendo a un masivo éxodo hacia el norte. La carretera entre Beirut y Tiro ha sido escenario de congestiones inusuales, con familias huyendo en vehículos abarrotados y a pie, mientras fuerzas armadas intentan controlar el flujo. La situación se complica por la escasez de combustible, lo que ha convertido a las gasolineras en lugares de largas filas y desesperación.
La violencia no se limita al sur del Líbano. Bombardeos israelíes continuaron en áreas como Saida, dejando un rastro de destrucción en los bastiones de Hezbolá. En un ataque reciente, un edificio importante fue destruido después de que las fuerzas israelíes intentaran eliminar a un líder de la milicia, en un momento que ha generado más tiros de advertencia sobre la posibilidad de una invasión terrestre hacia el Líbano.
Los líderes israelíes están ultimando estrategias para enfrentar a Hezbolá, dejándoles claro que cualquier fuerza enemiga en su camino será eliminada. Durante una reciente visita a una base militar, el primer ministro Benjamín Netanyahu instó a los ciudadanos a evacuar áreas de riesgo y reafirmó que la ofensiva no tiene como objetivo a la población libanesa, sino a la milicia que consideran una amenaza.
A medida que se intensifican los ataques y incertidumbre prevalece, las cancelaciones de vuelos en la región se multiplican. Compañías como Air France-KLM y Air Algerie han suspendido operaciones, mientras que Estados Unidos ha instado a sus ciudadanos en Líbano a dejar el país. La situación también afecta a otros países, como España, que están preparando planes de evacuación para sus nacionales, particularmente los que forman parte de la Fuerza Provisional de Naciones Unidas en Líbano.
La escalada de violencia entre Israel y Hezbolá, con un saldo dramático de víctimas y desplazados, continúa generando preocupación en la comunidad internacional, recordando la fragilidad de la paz en la región. Mientras los ataques aéreos y los lanzamientos de cohetes se intensifican, la posibilidad de un conflicto más amplio permanece latente, a la espera de una resolución que parece cada vez más lejana.