Milei desafía a la ONU y niega acuerdos internacionales cruciales.
El presidente argentino Javier Milei ha generado controversia internacional tras su discurso en la Asamblea General de la ONU, en el cual arremetió contra organizaciones globales y descartó compromisos multilaterales. Este discurso marca un punto de inflexión en la política exterior de Argentina, alineando al país en una vía de confrontación con la comunidad internacional.
Milei, quien se había autodenominado como “el topo que destruye el Estado desde dentro”, ha reafirmado su posición al no comprometerse con el Pacto por el Futuro, un acuerdo respaldado por 143 naciones, entre ellas Estados Unidos e Israel. Su negativa al pacto permite que Argentina se ubique en una órbita de coincidencias poco usual, alineándose con países como Venezuela, Irán y Corea del Norte, evidenciando su estrategia de ruptura con las normas tradicionales de la diplomacia argentina.
En su intervención en Nueva York, Milei elogió el objetivo original de la ONU, pero criticó su transfiguración en lo que describió como un «leviatán de múltiples tentáculos», una institución que, según él, impone una agenda «socialista» a nivel global. “Las discusiones que aquí se llevan a cabo no son más que la continuación de un rumbo trágico”, enfatizó, señalando que el enfoque actual de la ONU socavaba la soberanía de los Estados-nación y despojaba a los ciudadanos de sus derechos fundamentales.
El presidente también descalificó la Agenda 2030 y las propuestas para el desarrollo sostenible, argumentando que las soluciones a los desafíos modernos menoscaban la libertad individual. En particular, Milei desestimó el cambio climático, al que calificó de «mentira del socialismo», y manifiesta su oposición a cualquier política ambiental que pueda frenar el crecimiento económico, obviando así el consenso científico en torno a la crisis climática.
Desde su asunción, la posición de Milei ha aislado a Argentina en el escenario internacional. Su gestión ha estado marcada por fricciones con líderes de varios países, como España, México y Brasil, además de la falta de comunicación con Estados Unidos, donde las autoridades no han otorgado una audiencia formal durante sus repetidos viajes.
En el ámbito económico, Argentina se enfrenta a una grave crisis al no contar con acceso al crédito internacional, lo que limita su capacidad de respuesta a las necesidades financieras. El país continúa negociando con el Fondo Monetario Internacional, que le otorgó un rescate recientemente, en un contexto de desconfianza hacia los organismos financieros internacionales, que Milei también ha criticado por imponer condiciones que considera draconianas.
El presidente argentino no escatima en criticar a las instituciones que tradicionalmente apoyan a los países en desarrollo, señalando que fomentan una dependencia que perpetúa desigualdades. «Los programas que exigen son inadecuados y conducen a la creación de deudores perpetuos», afirmó Milei, sugiriendo que estos organismos sirven a los intereses de una élite global que desatiende las necesidades de los pueblos.
Finalmente, Milei ha lanzado un llamado provocador, advirtiendo sobre un futuro sombrío si no se revierte la actual dirección política. Pronosticó un escenario de «pobreza y brutalización» si los países no abandonan pactos que él considera perjudiciales, y se ofrece como un líder en una nueva agenda de libertad, aunque sus propuestas y su sostenido rechazo a los acuerdos internacionales dejan a Argentina en una posición frágil y discutible en la arena global.
Este enfoque radical ha ganado a Milei atención en todo el mundo, pero sus intentos de posicionamiento internacional se ven contrarrestados por una realidad económica interna que refleja un panorama complejo, donde el cinismo de su discurso se encuentra desafiado por las estadísticas de pobreza y desestabilidad económica que ahogan a la mitad de la población argentina. Si bien se declara como uno de los líderes políticos más relevantes del momento, en la práctica enfrenta un dilema en su búsqueda de aliados para influir en el orden internacional.