Petro sufre derrota en Congreso por presupuesto 2025.
Fracasos legislativos complican la situación del gobierno colombiano bajo Gustavo Petro
El gobierno de Gustavo Petro enfrenta un inicio de semestre legislativo difícil tras el rechazo del presupuesto para 2025 en el Congreso de Colombia. Este revés coloca al presidente en una situación complicada, pues aunque puede emitir el presupuesto por decreto, esto solo soluciona temporalmente esta cuestión. Otros proyectos de ley cruciales, que abordan las reformas laboral y de salud, así como la ley de financiamiento destinada a recaudar 12 billones de pesos, se asoman como un verdadero dolor de cabeza para la administración de Petro.
El colapso del presupuesto se produjo debido a la falta de quórum en el último día de aprobación en las comisiones económicas, revelando la erosión del apoyo que el Ejecutivo había acumulado durante su gestión anterior. Ahora, en el inicio de la tercera legislatura y la segunda mitad de su mandato, el presidente ha mantenido cierto control en la Cámara, pero las mayorías en el Senado están aumentando sus dificultades de obtención. La Comisión Tercera del Senado, compuesta por críticos prominentes de Petro, juega un papel central en este desencanto legislativo.
Entre los opositores más destacados se encuentran Miguel Uribe Turbay, excabeza de lista y candidato del Centro Democrático, y Efraín Cepeda, presidente del Congreso con tres décadas de trayectoria política bajo el ala del tradicional Partido Conservador. Ambos legisladores animaron a sus colegas a rechazar la propuesta gubernamental. En redes sociales, Uribe Turbay proclamó su alegría por el fracaso del presupuesto, diciendo: “Esto demuestra que Gustavo Petro tiene límites. El Congreso muestra que no se va a dejar intimidar”.
Cepeda, por su parte, también criticó al gobierno por no haber escuchado advertencias sobre el financiamiento del presupuesto, sugiriendo que el gobierno no podría obtener los 523 mil millones de pesos que había presentado. Este fracasado intento de aprobación del presupuesto resalta la negativa del gobierno de reconsiderar sus propuestas. El senador aseguró que los recursos no pueden entrar en el decreto presupuestario por carecer de financiación suficiente, abriendo la puerta a un futuro incierto y lleno de críticas.
Desde Nueva York, Gustavo Petro contraatacó a las críticas, afirmando mediante redes sociales que el presupuesto estaba “decretado”. En paralelo, el ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, respaldó esta decisión, informando que conforme a la Constitución, si un presupuesto no se aprueba antes del 20 de octubre, el gobierno puede proceder a decretarlo para evitar la paralización del Estado. Bonilla aseguró que no se afectarían los recursos de los organismos electorales, indicando que habrá elecciones adecuadas en 2026.
El fracaso en la aprobación del presupuesto refleja la creciente división entre un Ejecutivo que oscila entre buscar consenso y agudizar tensiones con un Legislativo fragmentado en numerosos partidos, que combina políticos tradicionales y nuevas figuras. Esta situación aleja la posibilidad de alcanzar un gran acuerdo nacional que Petro había planteado al inicio del tercer año de sesiones, el pasado 20 de julio. El ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, lamentó la negativa de apoyo en la legislación del presupuesto y dejó entrever que seguirán intentando forjar consensos.
El exsenador y director del Departamento Nacional de Planeación, Alexander López, criticó la falta de quórum y advirtió que este conflicto legislativo lastima a los sectores más vulnerables del país. López atribuyó la problemática a una oposición que intenta obstaculizar el progreso del gobierno: “Estamos enfrentando a una oposición que busca evitar que colaboremos en el cierre de brechas, lo que repercute directamente en las clases más desfavorecidas”, aseveró con preocupación.
Para los demás proyectos legislativos que siguen en agenda, como la reforma laboral y la de salud, el panorama no es esperanzador. La ministra de Trabajo, Gloria Inés Ramírez, aún carece de apoyo suficiente por parte de alianzas clave que en el pasado facilitaron la aprobación de reformas. En particular, la reforma de salud, que no ha comenzado su trámite, enfrenta un juicio prematuro debido al rechazado conjunto de propuestas anteriores que ya habían sido desechadas. El clima político actual sugiere que el camino para estas reformas es más bien pedregoso.
Así, el gobierno se prepara para implementar un presupuesto por decreto, pero queda la incertidumbre respecto a la consecución del resto de las reformas. La realidad es que el ambiente legislativo se presenta hostil y cargado de desencuentros. La historia reciente revela un Congreso que al parecer no tiene la intención de ser un socio complaciente del gobierno de Petro, lo que genera especialmente preocupaciones sobre la efectividad de su gestión en un contexto social y económico frágil.