Presidente de Bolivia retira por ley subsidios a la gasolina e inicia protestas
El presidente de Bolivia, Rodrigo Paz, anunció la noche del miércoles una decisión con más de 120 documentos que elimina los subsidios a la gasolina y al diésel que el Gobierno ha decidido desde hace 20 años. Paz calificó el documento como «un ahorro histórico de la economía del país» y ratificó que se trata de una decisión urgente para reducir el déficit y reducir el daño a la economía que provocó dos inflaciones.
Los resultados de la medida han sido inmediatos: el coste del transporte público se ha duplicado desde el jueves. Además, ya hay manifestaciones y cierres de vías por parte de sindicatos locales, como está sucediendo en la ciudad de El Alto, cerca de la capital de gobierno de La Paz. Para reducir el impacto público, la ley incluye un aumento salarial del 20%, un aumento de las pensiones para las personas mayores y un aumento de las bonificaciones. Juancito Pintoel objetivo de los niños de primaria.
Paz insistió en que la terminación de la ayuda no significa «abandono, sino orden, justicia y redistribución de forma clara y transparente», pero confirmó que es necesario frenar el colapso económico, que se ha agravado desde que el Fondo Monetario Internacional (FMI) predijo en su último informe el colapso económico de Bolivia hasta 2027.
El desplome de la moneda en el país andino se debe principalmente a la falta de dólares, cuyos principales ingresos en el país provinieron de los bienes del gas. La venta de hidrocarburos se ha reducido un 40% desde 2014, pero el subsidio se mantiene, lo que representa una importante inversión financiera para el Gobierno. Los datos oficiales muestran que ahorrar subsidios gubernamentales le cuesta al Gobierno 3.500 millones de dólares al año. «Pensamos en un país herido en su economía, sin moneda internacional, sin dólares, sin petróleo y sin inflación», dijo Paz en una de sus declaraciones que contradijo las declaraciones del Movimiento Al Socialismo (MAS). Las acusaciones no fueron sólo retórica: se crearon varias comisiones de la verdad que llevaron a la detención de varias personas, entre ellas el expresidente Luis Arce.
Malas acciones
Los inconvenientes de la renovación se hicieron evidentes de inmediato. En las ciudades de Bolivia hay largas filas tratando de conseguir gasolina a menor precio. Varios conductores entrevistados por la prensa expresaron su preocupación por el futuro: «Era necesario, pero duele. Esperábamos que se utilizara en 2026, al menos después de las vacaciones; será muy difícil para el negocio en este momento», dijo uno de ellos. Sin apoyo financiero del gobierno, el precio de la gasolina pasó de 0,54 dólares por litro a 1 dólar. El diésel, por su parte, aumentó de 0,50 a 1,40. En respuesta a los nuevos precios, las agencias automovilísticas del estado declararon el estado de emergencia y dieron al gobierno 24 horas para retirarse. La Central de Trabajadores de Bolivia (COB), en tanto, concluyó una reunión de emergencia que enfrentará lo que llamaron una «ley del hambre».

La ley contó con la oposición incluso de la mayoría de las bancadas del Parlamento, encabezadas por el vicepresidente Edmand Lara, en desacuerdo con Paz desde el día en que asumió el cargo. «Rechazamos categóricamente esto y vemos que no era el momento de utilizarlo, porque lo único que van a crear es más pobreza, desempleo y el aumento del coste de la familia, que afecta a los niveles más bajos», dijo la vicepresidenta, junto a los líderes de los parlamentos. Para Lara, la eliminación del subsidio debería ser gradual. «El aumento de las ayudas tuvo que hacerse porque nuestra economía, que era muy difícil, se ha recuperado», afirmó.
Por otro lado, las empresas no ven bien los resultados que Paz ha implementado. El presidente de la Federación de Empresarios Privados de La Paz, Rolando Kempf, criticó que el Gobierno no haya atendido sus pedidos en reuniones en las que también participan representantes de los trabajadores. «Aumentar los salarios es muy difícil que los empresarios piensen así (…); muchas empresas perderán dinero y algunas reducirán su fuerza laboral significativamente», afirmó.
El Ministro de Hacienda, Juan Gabriel Espinoza, ha salido a apagar el incendio. En primer lugar, llamó a negociar a los operadores de transporte público, señalando que el aumento de precios «no tiene una razón técnica». Posteriormente reconoció el impacto de la ley en la canasta familiar, pero prometió que «no será necesario». «No habrá escasez de petróleo, no habrá escasez de pollo, no habrá escasez de huevos. El suministro está garantizado. Hay una psicosis colectiva controlada por falsas cadenas», criticó el funcionario.