Sheinbaum: Rey no fue invitado por no responder disculpas.
La presidenta electa de México, Claudia Sheinbaum, ha decidido no invitar al rey de España, Felipe VI, a su toma de posesión, prevista para el 1 de octubre.
La controversia se desencadenó debido a la falta de respuesta del Monarca español a una solicitud de disculpas planteada por el expresidente Andrés Manuel López Obrador por los excesos de la Conquista. En una carta publicada el miércoles, Sheinbaum reveló que se comunicó recientemente con el presidente español, Pedro Sánchez, para abordar este tema, pero lamentó que no hubo una respuesta directa que corresponda a buenas prácticas diplomáticas. “Esta circunstancia no ha sido aclarada ni se ha respondido directamente al Gobierno de México”, agregó.
La decisión de no invitar a la Familia Real ha provocado tensiones, y el Gobierno español emitió un comunicado en el que califica de “inaceptable” esta exclusión. Se informó que no habrá representación oficial española en la histórica ceremonia de toma de posesión de Sheinbaum, quien hará historia al convertirse en la primera mujer en asumir la presidencia de México. Aunque se extendió una invitación a Sánchez en julio, se confirmó que no se incluyó a Felipe VI, lo que ha resaltado aún más las fricciones entre ambos países.
En respuesta a las críticas, la presidenta electa manifestó su deseo de que esta situación sirva como un punto de partida para renovar las relaciones entre México y España basándose en la soberanía y el respeto mutuo. “Confío en que esta circunstancia, que hoy pone de relieve nuestra diversidad de opiniones, sea también un punto de partida para que México y España encuentren pronto nuevas vías de entendimiento”, afirmó. A pesar de las tensiones, subrayó que ambos países comparten una relación de amistad sólida.
El contexto de esta controversia se remonta a marzo de 2019, cuando López Obrador envió una carta a Felipe VI solicitándole una disculpa pública por los agravios sufridos durante la Conquista y la colonización. A medida que las diferencias entre ambas naciones se han agudizado, la falta de respuesta por parte de La Zarzuela ha generado descontento en el Gobierno mexicano. En aquel entonces, la gestión de Sánchez rechazó firmemente el contenido de la carta, lo que marcó un enfriamiento en las relaciones bilaterales que aún persiste.
El acto de toma de posesión de Sheinbaum se espera que goce de la presencia de 16 dignatarios, procedentes principalmente de naciones latinoamericanas y africanas. Sin embargo, la ausencia del rey español en un evento tan simbólico representa un desaire evidente, y apunta a un deterioro de la relación entre dos países que, en la teoría, comparten una historia común. Felipe VI ha asistido a otras ceremonias de toma de posesión en México en el pasado, lo que hace que la actual decisión sea aún más significativa.
La presidenta electa de México enfatizó que el pleno reconocimiento de las identidades y ceremonias históricas es fundamental para establecer una relación respetuosa y fructífera en el futuro entre México y España. A pesar de la controversia, Sheinbaum subrayó el papel de México como un aliado generoso en momentos críticos de la historia española y expresó su esperanza de que se puedan encontrar nuevas formas de colaboración.
Esta situación ha puesto de manifiesto las complejidades de las relaciones internacionales, donde la historia, la política y la diplomacia juegan un papel crucial. La decisión de Claudia Sheinbaum de no invitar al rey de España puede ser interpretada como un gesto de afirmación de la soberanía mexicana, así como un intento de sentar las bases para una nueva etapa en las relaciones con Europa, basada no solo en el pasado, sino también en un futuro compartido más equitativo y respetuoso.
A medida que se acerca la ceremonia de toma de posesión, la atención internacional se centrará en cómo se desarrollará este acontecimiento y cuáles serán las repercusiones en las relaciones bilaterales entre ambos países, así como en la política interna mexicana. La situación actual resalta la necesidad de que ambas naciones encuentren un equilibrio que respete sus identidades y su historia, y que permita avanzar hacia un futuro de entendimiento y cooperación.