Síndrome del impostor científico en América Latina: Un análisis
Un grupo de jóvenes colombianos ha revolucionado la divulgación científica en redes sociales, convirtiendo la ciencia en un tema accesible y entretenido para millones de personas en América Latina.
Con el nombre “Shots de Ciencia”, Efraín Rincón, Ignacio Galán y Esteban Pardo han creado un espacio donde el conocimiento científico se presenta de forma dinámica y divertida. A través de breves videos en plataformas como Instagram y TikTok, este equipo ha acumulado más de 230,000 seguidores en la primera red y 190,000 en la segunda. Su enfoque innovador busca desmitificar la percepción de que la ciencia es aburrida, aprovechando el humor y un estilo fresco para captar la atención de una audiencia joven.
La iniciativa surgió en el contexto universitario, cuando Rincón trabajaba en su tesis de maestría. La idea de crear un podcast de divulgación científica se convirtió en un fenómeno mayor después de su lanzamiento, con una presentación en vivo que marcó el inicio de un proyecto que, aunque comenzó como un pasatiempo, ahora ha logrado ofrecer estabilidad económica a sus fundadores. Rincón reflexiona sobre el camino recorrido: “Al principio, la gente nos preguntaba si se podía vivir de esto. Y ahora, tras cinco años, podemos afirmar que sí, aunque el camino ha sido arduo”.
Una de las principales motivaciones del equipo es enfrentar lo que consideran un “síndrome del impostor científico” en América Latina, donde muchos investigadores sienten que sus contribuciones no son suficientemente valoradas. “Aquí se produce ciencia de calidad, pero a menudo se ignora, poniendo el enfoque en lo que sucede en Estados Unidos”, argumenta Rincón. Este enfoque crítico no solo busca educar, sino también empoderar a una nueva generación de científicos y curiosos en la región.
El modelo de negocio de “Shots de Ciencia” se basa en contenido patrocinado, aunque los fundadores aseguran que la independencia editorial es una de sus prioridades. “Hemos recibido propuestas de empresas que buscan que hablemos positivamente de sus productos, pero nuestra ética profesional nos impide hacer recomendaciones sin bases científicas sólidas”, explica Rincón. Esta decisión ha permitido que su credibilidad se mantenga intacta mientras continúan creciendo en popularidad.
El trabajo de “Shots de Ciencia” también tiene un fuerte compromiso social. Rincón y Galán defienden que es esencial abordar temas científicos con un enfoque crítico, cuestionando incluso las verdades establecidas. Esto, según ellos, no solo favorece una mejor comprensión del conocimiento, sino que también permite que el público intervenga de forma activa en el debate científico. “No creemos en una ciencia que sea verdad absoluta, sino en una que esté abierta a la discusión”, subraya Galán.
Recientemente, el equipo participó en un evento en vivo en el que exploraron la conexión entre el amor y la biología. Durante la charla, abordaron cómo los sentimientos pueden influir en el comportamiento de los animales y discutieron temas filosóficos relacionados. «El amor se presenta de formas complejas y a menudo se asocia con la reproducción, pero también puede ser clave para la cooperación y la construcción de estructuras sociales en diferentes especies», explica Galán, capturando la atención de un público entusiasta.
A medida que “Shots de Ciencia” busca ampliar su impacto, también reconoce la necesidad de aumentar la diversidad en su contenido. Actualmente, su audiencia principal está compuesta por jóvenes de entre 18 y 35 años, pero los fundadores son conscientes de que deben incluir más voces y perspectivas variadas, especialmente en un contexto donde la ciencia a menudo ha pasado por alto las experiencias de las mujeres. “La ciencia ha ignorado a las mujeres en muchas áreas, y queremos honrar esa diversidad en nuestra programación”, afirma Rincón, con la esperanza de que esto no solo enriquezca su contenido, sino que también lo haga más accesible y relevante para diferentes comunidades.
La historia de “Shots de Ciencia” es un poderoso recordatorio de que la ciencia puede, y debe, ser accesible para todos. A través de su labor, Rincón, Galán y Pardo no solo están construyendo un espacio para la divulgación científica, sino también fomentando un cambio cultural que desafía la idea de que la ciencia es un campo reservado para unos pocos privilegiados. Su trabajo es un testimonio de cómo el conocimiento puede ser democratizado en una era digital, con la certeza de que la curiosidad y el aprendizaje son fundamentales para enfrentar los retos del presente y el futuro.