Trump asegura que no se postulará si pierde en noviembre.
Donald Trump enfrenta una encrucijada decisiva en su carrera política, al asegurar que si no logra triunfar en las próximas elecciones del 5 de noviembre, no se presentará nuevamente en 2028. La advertencia, anunciada durante una reciente entrevista, marca un punto de inflexión significativo para el expresidente y candidato republicano de 78 años.
Durante la conversación en su mansión de Mar-a-Lago, Trump fue interrogado sobre su futuro político en caso de no resultar victorioso frente a la actual vicepresidenta, Kamala Harris. Su respuesta fue concisa y contundente: “No, no me veo. Creo que eso será todo”. Estas palabras reflejan la presión y la magnitud que tiene esta contienda electoral para él, quien busca recuperar la presidencia tras su derrota en 2020.
Históricamente, la posibilidad de un candidato derrotado que vuelva a intentar la presidencia es poco común, especialmente si se ha sido presidente previamente. El único mandatario que ha logrado dos mandatos no consecutivos es Grover Cleveland. Otros, como Richard Nixon, han sido capaces de regresar después de una derrota. Sin embargo, la situación de Trump plantea interrogantes sobre su capacidad para consolidar el apoyo y la lealtad de su electorado.
Al hacer historia al ser el primer candidato desde Nixon en postularse por tercera vez, Trump ha subrayado que no existe la posibilidad de un cuarto intento, independientemente de los resultados de noviembre. Aún así, su postura respecto a la elección de 2020 persiste, alegando sin pruebas un fraude electoral masivo que llevó a su derrota ante Joe Biden, lo cual ha desatado acusaciones sobre sus intentos de manipular el proceso electoral actual.
Desde que lanzó su primera candidatura para 2020 en el día de su toma de posesión, Trump ha continuado cultivando su imagen política, incluso frente a resultados decepcionantes en las elecciones de medio término y a la competencia de figuras como Ron DeSantis y Nikki Haley. La base republicana sigue apoyándolo, a pesar de las dificultades evidentes en el camino hacia la Casa Blanca.
La batalla más reciente se libra contra Harris, quien, aunque tiene una ligera ventaja en las encuestas a nivel nacional, confronta un escenario competido en estados críticos que definirán el resultado en el Colegio Electoral. La estrategia de Trump incluye maniobras para modificar las leyes electorales en Nebraska, buscando alterar el reparto de votos en un estado que históricamente ha optado por una división que le fue favorable en 2020.
El escenario electoral se complica aún más si Harris consigue ganar en lo que los demócratas denominan el «Muro Azul» de estados como Pensilvania, Michigan y Wisconsin, mientras que pierde en otros territorios cruciales como Carolina del Norte y Georgia. Si la redistribución de votos en Nebraska se concreta, el resultado final de la elección podría llevar a una situación de empate a 269 votos, lo que dejaría la decisión en manos de la Cámara de Representantes, donde Trump sería un candidato favorecido.
En relación a su posible gabinete, Trump fue evasivo al ser cuestionado sobre la inclusión de figuras como Tulsi Gabbard o Robert F. Kennedy Jr. en su administración en caso de ganar. Su respuesta mostró la incertidumbre que rodea su equipo electoral y resaltó que aún está en un proceso de evaluación, algo que indica que su estrategia podría evolucionar a medida que se acerque el día de las elecciones.
Con el reloj en su contra y las encuestas mostrando una carrera ajustada, el futuro político de Trump está en la balanza. En un contexto electoral donde cada voto cuenta, el expresidente se moverá para consolidar su base y dirigirse hacia una posible victoria que le permita continuar con su legado político o enfrentar el cierre definitivo de su ambición presidencial.