Zeus: El militar que buscó paz y terminó en el Clan
Colombia: La muerte de Juan Carlos Rodríguez Agudelo, alias ‘Zeus’, desata controversia sobre el paramilitarismo
La muerte de Juan Carlos Rodríguez Agudelo, conocido como ‘Zeus’, el domingo 29 de septiembre durante un enfrentamiento con fuerzas estatales en Antioquia, ha reavivado el debate sobre el fenómeno del paramilitarismo en Colombia. Rodríguez, un exmilitar con un pasado oscuro relacionado con asesinatos y corrupción, había emergido como líder de una facción del temido Clan del Golfo, lo que plantea interrogantes sobre la persistencia de estos grupos armados en el país.
El presidente Gustavo Petro se pronunció tras la muerte de ‘Zeus’ en un mensaje en redes sociales, manifestando que "la estrategia de refundar un nuevo paramilitarismo ha recibido un golpe muy duro". Sin embargo, el Clan del Golfo descalificó la versión oficial, calificando el suceso como una "auténtica masacre oficial", lo que refleja la polarización sobre el uso de la fuerza por parte del Estado en esta zona conflictiva del país.
Rodríguez había sido objeto de seguimiento por parte de los servicios de inteligencia del Ministerio de Defensa, después de una fuga en abril de este año de una celda en Cúcuta, mientras enfrentaba cargos por tenencia ilegal de armas. Su captura inicial tuvo lugar el 10 de abril, cuando se encontró en posesión de un arsenal significativo que incluía más de 16,000 cartuchos de fusil y varias granadas, lo que reveló su involucramiento en actividades criminales.
Nacido en Tunja en 1989, Rodríguez comenzó su carrera militar en 1997 en un contexto de grave violencia por la presencia tanto de guerrillas como de grupos paramilitares. A lo largo de su trayectoria, se unió a las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), donde se involucró en múltiples crímenes, incluidos asesinatos y torturas de civiles, fijando así su huella en el oscuro legado de esta organización.
El exmilitar, tras una condena por múltiples delitos, se benefició de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) establecida tras el Acuerdo de Paz de 2016 entre el Gobierno colombiano y las FARC. A pesar de haber estado en libertad condicional desde 2021, el reciente panorama criminal que lo rodeaba sugiere una reincorporación a la delincuencia, particularmente al Clan del Golfo, ahora bajo el disfraz de "Ejército Gaitanista de Colombia".
La muerte de ‘Zeus’ no solo genera inquietud sobre la lucha del gobierno contra el paramilitarismo, sino que también plantea preguntas difíciles sobre la efectividad de las políticas de paz que buscan desmantelar estos grupos. Su liderazgo en un plan de expansión del Clan del Golfo, justo en un periodo de negociaciones con el gobierno de Petro, evidencia las complejas dinámicas de poder que aún operan en la región, complicando la ya delicada situación de seguridad en Colombia.
Además, los vínculos de Rodríguez con el ejército y las acusaciones de que sectores de las fuerzas armadas colaboran con el crimen organizado no son nuevos. En su comunicado, el Clan del Golfo afirmó que las circunstancias de su muerte evidencian una violación a los derechos humanos por parte del Estado, mientras que fuentes del Ministerio de Defensa sugieren que tras su captura e intento de fuga, existía una red que atmizaba militares y tráfico de armas hacia grupos armados.
En el contexto de esta tragedia, se pone de manifiesto la fragilidad de los acuerdos de paz y los desafíos en su implementación. Rodríguez simboliza no solo la continuidad del paramilitarismo en Colombia, sino también el fracaso del sistema judicial para contener la violencia y proporcionar justicia a las víctimas de estos abusos sistemáticos. La incertidumbre sobre el futuro de los procesos de paz y la lucha para erradicar las estructuras delictivas persisten, reflejando una profunda crisis de seguridad que persiste en varias partes del país.
La situación de Colombia es un recordatorio constante de los retos que enfrenta ante el entramado de violencia que ha jalonado su historia reciente. La muerte de ‘Zeus’ podría ser entendida como un momento clave, un episodio que podría marcar el comienzo de un nuevo capítulo, tanto en la lucha contra el paramilitarismo como en la búsqueda de una paz sostenible que finalmente logre dar voz y seguridad a los millones de colombianos atrapados en este ciclo interminable de violencia.